Nada reemplaza la mana humana: la elaboración de nuestros champagnes comienza con el trabajo de la viña Cada paso se realiza con el mayor cuidado, combinando armoniosamente nuestro saber hacer tradicional con los métodos actuales.

Los primeros trabajos en la viña: la poda

Después de cada vendimia, las hojas de la viña gradualmente adquieren colores otoñales antes de caer progresivamente. Las ramas se convierten en sarmientos y la viña entra en inactividad. Durante este período invernal en el que la viña está en reposo, nuestro papel como viticultores es garantizar su buen desarrollo. La poda, uno de los trabajos más largos del año, comienza en noviembre y termina a mediados de marzo. Este paso esencial tiene como objetivo garantizar una mejor circulación de la savia hacia los brotes. También sirve para limitar un crecimiento excesivo para asegurar la sostenibilidad de la viña. Practicamos una poda llamada «Chablis» para obtener racimos de calidad óptima. Este tipo de poda se adapta principalmente al Chardonnay, la uva predominante en nuestro viñedo. Los gestos ancestrales de la poda se han transmitido de generación en generación. Una vez podados, los sarmientos desmontados se disponen entre las filas de viñas. Luego se trituran y se dejan en las viñas para utilizarlos como abono orgánico, alimentando así el suelo. Luego viene el período de atado, donde los sarmientos fructíferos se atan a un alambre fijo para garantizar la futura distribución de la vegetación y los racimos por venir.

Los trabajos de mantenimiento de la viña

En primavera, el paisaje champenois está en constante evolución. Durante esta época del año, colocamos corteza entre las filas de nuestras vides para prevenir el crecimiento de malas hierbas, que podrían competir con las plantas de viña y afectar su rendimiento. También ayudan a conservar la frescura durante la temporada estival. Mientras tanto, las vides crecen día a día y los primeros brotes comienzan a aparecer. Se suceden diversos trabajos de mantenimiento de la viña para garantizar su buen desarrollo y el de los futuros racimos. Uno de estos primeros trabajos es el desbrote. Esta operación se lleva a cabo a mediados de mayo, justo al comienzo del crecimiento de la viña. El desbrote consiste en eliminar los brotes no fructíferos, llamados «chupones», para una mejor homogeneización de la vegetación.

El levantamiento y el empalizamiento

El crecimiento de la viña continúa y a fines de mayo comenzamos el levantamiento. Esta operación consiste en inmovilizar y levantar las ramas entre dos alambres para mantenerlos verticales, asegurando así la estructura de la vid y facilitando el paso del hombre. Durante este período primaveral, el ciclo vegetativo de la viña sigue su curso y entra en floración. Gradualmente, las flores se transforman en frutos. En junio, después del levantamiento, continuamos con el levantamiento. Esta etapa consiste en separar las ramas entre sí, manteniéndolos entre dos alambres con la ayuda de grapas biodegradables, compuestas de almidón y cáñamo. El levantamiento permite que la vid y las uvas, que recién comienzan a formarse, reciban una exposición óptima al sol y una buena circulación de aire.

La temporada de verano

Desde el comienzo de la temporada de verano y a lo largo de la misma, llevamos a cabo el recorte, que es una «poda de verano». Esta etapa es esencial en Champagne porque limita el crecimiento excesivo de la vegetación, favoreciendo así la fructificación. Esto permite que las uvas reciban una exposición óptima al sol y desarrollen su crecimiento y contenido de azúcar. En cuanto a los racimos, comienzan a cambiar de color, es el momento de la maduración. Observamos cuidadosamente la maduración de las uvas para determinar la fecha ideal para la vendimia.

La vendimia, el fruto de un año de trabajo

Finalmente llega el momento de la vendimia, un momento crucial en el ciclo vegetativo. Cada vendimia es única, adaptándose a las condiciones climáticas del año en curso. Suele comenzar hacia el mes de septiembre, cuando los racimos han alcanzado su madurez. La vendimia se realiza manualmente para no dañar la fruta y cada racimo se selecciona con cuidado. Luego, las uvas se llevan inmediatamente al centro de prensado.